EL EMBARAZO ADOLESCENTE

Más que un drama persona, un obstáculo para el desarrollo de la región señala la UNFPA

“No es fácil. A veces aquí no encuentras trabajo fácilmente.  A veces necesitas, por ejemplo, gastar demás; tienes que comprar pañales, pañitos húmedos.  La plata se termina rápido. A veces tengo que salir hasta de noche a trabajar. No es fácil conseguir la plata”.

 

Este padre, de tan sólo 17 años, describe algunas de las dificultades que surgen con un embarazo adolescente.  “Todo niño viene con un pan bajo el brazo”, dice el refrán popular, pero en el caso de las y los adolescentes, este nacimiento afecta sus vidas y limita su desarrollo personal, educativo y profesional.  Y las consecuencias no son sólo personales, sino que afectan a familias, comunidades y al desarrollo de países enteros, informa la Oficina Regional de la UNFPA - Latinoamérica y El Caribe


En la región andina, mientras que la fecundidad se redujo marcadamente en más de un 33 por ciento entre 1975 y 2005 para todos los grupos etarios, para las adolescentes, sólo se redujo en un 6 por ciento.  Hoy en día, los embarazos adolescentes representan el 18 por ciento de todos los embarazos en la subregión.

 

LAS DIFERENCIAS


Estos embarazos son causa y consecuencia de grandes desigualdades socioeconómicas, y un importante desafío para el desarrollo de los países. El diagnóstico de la situación para la subregión andina, realizado en el año 2009 por el Organismo Andino de Salud (ORAS CONHU) y del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), ha encontrado que el 50 por ciento de las madres con baja escolaridad tuvo su primer hijo antes de los 20 años.  Al mismo tiempo, según la Organización Mundial de la Salud, las adolescentes que se embarazan tienen más probabilidad de dejar la escuela, lo que a su vez dificulta sus posibilidades de conseguir un buen empleo a futuro. 

 

El 35 por ciento de las y los jóvenes entre 15 y 29 años están afectados por la pobreza, y un 11,4 por ciento vive en situación de indigencia.  Esta situación socioeconómica tiene relación directa con la deserción escolar.  Las dificultades de continuar los estudios después de un embarazo en la adolescencia profundizan las diferencias entre las jóvenes más pobres y aquellas en mejor condición socioeconómica.  La mayor exposición de las jóvenes pobres al embarazo aumenta las posibilidades de que persista a su alrededor y de su descendencia el círculo intergeneracional de pobreza.

 

 “La prevención del embarazo adolescente es clave para avanzar hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), pues contribuye a romper el ciclo de la pobreza, disminuir la mortalidad materna y neonatal así como  mantener el desarrollo físico y psico-social de las adolescentes”, asegura Marcela Suazo, Directora Regional del UNFPA para América Latina y el Caribe.

 

El plazo para cumplir con los ODM es el año 2015. Con esa fecha límite acercándose, los gobiernos de América Latina, y en especial los de la región andina, deben continuar trabajando de la mano de múltiples actores para prevenir el embarazo adolescente y superar las barreras al derecho de las y los adolescentes a ejercer una sexualidad saludable y responsable.

 

Superar estas barreras requiere contar con las intervenciones y servicios necesarios, pero también reconocer la existencia de obstáculos y el compromiso de trabajar conjuntamente para superarlos.  “Ésta es una responsabilidad compartida entre varios actores e instituciones, y debe abordarse desde un enfoque de derechos y desarrollo, para garantizar un futuro con más oportunidades para las y los jóvenes”, explica Suazo.


Desde el año 2008, el UNFPA, bajo el auspicio de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y en el marco de la Iniciativa Prevención del Embarazo Adolescente, trabaja con los gobiernos de Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, socios estratégicos y redes juveniles en la región, para unificar estrategias participativas para prevenir el embarazo adolescente. 

 

El desarrollo e implementación del Plan Andino de Prevención del Embarazo Adolescente  (PLANEA), una iniciativa de los Ministerios de Salud de Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, agrupados a través del ORAS CONHU, ha contribuido a unificar los objetivos y estrategias a nivel regional y en cada país, mejorando los programas nacionales de atención y prevención del embarazo adolescente.  Asimismo, la mejor articulación de las redes juveniles y su fortalecimiento han contribuido a que las y los jóvenes participen activamente en la implementación del PLANEA.


A pesar de que los gobiernos de la región han avanzado mucho en materia de políticas de prevención de embarazo adolescente, Suazo afirma: “Aún debemos superar las barreras que existen en los contextos nacionales y que obstaculizan el desarrollo de programas de educación sexual y reproductiva.  Superando estas barreras las y los jóvenes podrán acceder a servicios de  salud de calidad y gozarán de una adolescencia saludable y más plena”.

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